Volver al índice de exámenes Pruebas de acceso a facultades, escuelas técnicas superiores y colegios universitarios

Comunidad: Comunidad Valenciana
Convocatoria: Septiembre de 1998
Modalidad: LOGSE - Humanidades y Ciencias Sociales
Ejercicio: 2º Ejercicio
Asignatura: Historia de la Filosofía
Obligatoriedad: Obligatoriedad en la Opción de Humanidades y opcional en otras
Duración: 90 minutos
Baremo: El alumo/a comentará, dentro de la opción que elija, el texto del autor que ha trabajado en clase. Cuestiones: 1ª ... hasta 2,5 puntos, 2ª ... hasta 2,5 puntos, Redacción ... hasta 5 puntos.

Opción primera

I. Texto

Todo animal tiene ideas, puesto que tiene sentidos, y combina incluso sus ideas hasta cierto punto, no habiendo en esto entre el animal y el hombre más que una diferencia de grado. Y aun algunos filósofos han sostenido que es mayor la diferencia entre determinados hombres que entre ciertos hombres y ciertos animales. Así pues, no es tanto el entendimiento lo que distingue específicamente al hombre entre los animales como su condición de agente libre. La naturaleza da una orden a cualquier animal, y éste obedece. El hombre experimenta la misma impresión, pero se reconoce libre de acceder o de resistir y es, sobre todo en la conciencia de esa libertad, donde se manifiesta la espiritualidad de su alma; pues la física explica en cierta manera el mecanismo de los sentidos y de la formación de ideas, pero en la facultad de querer, o mejor dicho de elegir, y en la conciencia de esta facultad, no hallamos sino actos puramente espirituales, de los que nada se nos explica merced a las leyes de la mecánica.

Pero si las dificultades que rodean todas estas cuestiones dejaran algún margen de disputa sobre tal diferencia entre el hombre y el animal, hay otra cualidad muy específica que los distingue y sobre la cual no cabe discrepancia alguna, y es la facultad de perfeccionarse; facultad que, con ayuda de las circunstancias, desarrolla sucesivamente todas las demás, y reside en nosotros tanto en la especie como en el individuo; mientras que un animal es al cabo de mil años, lo que era el primer año de esos mil. ¿Por qué el hombre es el único que está expuesto a volverse imbécil? ¿No será porque así regresa a su estado primitivo, y mientras que el animal, que nada adquiere y nada tiene tampoco que perder, sigue siempre con su instinto, al perder el hombre por efecto de la vejez u otros accidentes lo que su perfectibilidad le había permitido adquirir, cae así más bajo que el animal mismo? Sería triste para nosotros vernos obligados a reconocer que esta facultad distintiva, y punto menos que ilimitada, es la fuente de todas las desgracias del hombre: que es la que le saca, a fuerza de tiempo, de esa condición originaria en la pasaría los días de su existencia tranquilos e inocentes; que es asimismo esa facultad la que, haciendo despuntar con los siglos sus conocimientos y sus errores, sus vicios y sus virtudes, lo convierte a la larga en tirano de sí mismo y de la naturaleza (IX). Sería horroroso vernos obligados a celebrar como a un ser bienhechor al primero que enseñó a los habitantes de las riberas del Orinoco el uso de esas tablillas que aplican sobre las sienes de sus hijos y que les aseguran al menos una parte de su imbecilidad y su felicidad original.

Rousseau. Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre hombres

I. Cuestiones

  1. ¿Por qué considera que es la condición de agente libre lo que distingue al hombre?
  2. ¿Qué consecuencias ve en la cualidad de perfeccionarse que tiene el hombre?

I. Redacción

El hombre como agente libre y libertad política en Rousseau.

II. Texto

En el caso de los juicios sintéticos a priori, nos falta esa ayuda enteramente. ¿En qué me apoyo y qué es lo que hace posible la síntesis si quiero ir más allá del concepto A para reconocer que otro concepto B se halla ligado al primero, puesto que en este caso no tengo la ventaja de acudir a la experiencia para verlo? Tomemos la proposición: "Todo lo que sucede tiene su causa". En el concepto "algo que sucede" pienso, desde luego, una existencia a la que precede un tiempo, etc., y de tal concepto pueden desprenderse juicios analíticos. Pero el concepto de causa (se halla completamente fuera del concepto anterior e) indica algo distinto de "lo que sucede"; no está, pues, contenido en esta última representación. ¿Cómo llego, por tanto, a decir de "lo que sucede" algo completamente distinto y a reconocer que el concepto de causa pertenece a "lo que sucede" (e incluso de modo necesario), aunque no esté contenido en ello? ¿Qué es lo que constituye aquí la incógnita X en la que se apoya el entendimiento cuando cree hallar fuera del concepto A un predicado B extraño al primero y que considera, no obstante, como enlazado con él? No puede ser la experiencia, pues el mencionado principio no sólo ha añadido la segunda representación a la primera aumentando su generalidad, sino incluso expresando necesidad, es decir, de forma totalmente a priori y a partir de meros conceptos. El objetivo final de nuestro conocimiento especulativo a priori se basa por entero en semejantes principios sintéticos o extensivos. Pues aunque los juicios analíticos son muy importantes y necesarios, solamente lo son con vistas a alcanzar la claridad de conceptos requerida para la síntesis amplia y segura, como corresponde a una adquisición realmente nueva.

I. Kant. Crítica de la razón pura

II. Cuestiones

  1. ¿Qué peculiaridad tienen los "juicios sintéticos a priori", según Kant?
  2. La proposición "Todo lo que sucede tienen una causa" ¿Es analítica, sintética, o sintética "a priori"? ¿Por qué?

II. Redacción

El fundamento de la experiencia en Kant.


Opción segunda

I. Texto

¿Quiere alguien mirar un poco hacia abajo, al misterio de cómo se fabrican ideales en la tierra? ¿Quién tiene valor para ello? ... ¡Bien! He aquí la mirada abierta a ese oscuro taller. Espere usted un momento, señor Indiscreción y Temeridad: su ojo tiene que habituarse antes a esa falsa luz cambiante... ¡Así! ¡Basta! ¡Hable usted ahora! ¿Qué ocurre allá abajo? Diga usted lo que ve, hombre de la más peligrosa curiosidad -ahora soy yo el que escucha.-

"No veo nada, pero oigo tanto mejor. Es un chismorreo y un cuchicheo cauto, pérfido, quedo, procedente de todas las esquinas y rincones. Me parece que esa gente miente; una dulzona suavidad se pega a cada sonido. La debilidad debe ser mentirosamente transformada en mérito, no hay duda -es como usted lo decía"

¡Siga!

"...y la impotencia, que no toma desquite, en "bondad"; la temerosa bajeza, en "humildad"; la sumisión a quienes se odia, en "obediencia" (a saber, obediencia a alguien de quien dicen que ordena esa sumisión, -Dios le llaman). Lo inofensivo el débil, la cobardía misma, de la que tiene mucha, su estar aguardando-a-la-puerta, su inevitable tener-que-aguardar, recibe aquí un buen nombre, el de "paciencia", y se llama también la virtud: el no-poder-vengarse se llama no-querer-vengarse, y tal vez incluso perdón ("pues ellos no saben lo que hacen -¡únicamente nosotros sabemos lo que ellos hacen!"). También habla esa gente del "amor a los propios enemigos" -y entre tanto suda".

"Son miserables, no hay duda, todos esos chismorreadores y falsos monederos de las esquinas, aunque están acurrucados calentándose unos junto a otros -pero me dicen que su miseria es una elección y una distinción de Dios, que a los perros que más se quiere se los azota; que quizás esa miseria sea también una preparación, una prueba, una ejercitación, y acaso algo más -algo que alguna vez encontrará su compensación, y será pagado con enormes intereses en oro, ¡no!, en felicidad. A eso lo llaman "la bienaventuranza""

¡Siga!

"Ahora me dan a entender que ellos no sólo son mejores que los poderosos, que los señores de la tierra, cuyos esputos ellos tienen que lamer (no temor, de ¡ninguna manera por temor!, sino porque Dios manda honrar toda la autoridad), -que ellos no sólo son mejores, sino que también "les va mejor", o, en todo caso, alguna vez les irá mejor. Pero ¡basta!, ¡basta! Ya no lo soporto más. ¡Aire viciado! ¡Aire viciado! Ese taller donde se fabrican ideales -me parece que apesta a mentiras".

¡No! ¡Un momento todavía! Aún no nos ha dicho usted nada de la obra maestra de esos nigromantes que con todo lo negro saben construir blancura, leche e inocencia: ¡no ha observado usted cuál es su perfección suma en el refinamiento, su audacísima, finísima, ingeniosísima, mendacísima estragema de artista? ¡Atienda! Esos animales de sótano, llenos de venganza y de odio- ¿qué hacen precisamente con la venganza y con el odio? ¿Ha oído usted alguna vez esas palabras? Si sólo se fiase usted de lo que ellos dicen, ¿barruntaría que se encuentra en medio de hombres del resentimiento?

Nietzsche. La genealogía de la moral

I. Cuestiones

  1. ¿Cómo explica Nietzsche la fabricación de ideales en la tierra?
  2. ¿Quiénes son "los hombres del resentimiento"?

I. Redacción

Valores morales y crítica de la cultura occidental en Nietzsche.

II. Texto

La palabra teoría tiene orígenes religiosos: Theorós se llamaba el representante que las ciudades griegas enviaban a las grandes celebraciones y juegos públicos. En la theoría, es decir, no más que mirando y contemplando, se absorbía en el contenido de aquellas celebraciones, que venían envueltas en el aura de lo sacro. En el lenguaje de los filósofos, theoría pasó a significar la contemplación del cosmos. Como contemplación del cosmos la teoría presupone ya unos límites entre ser y tiempo que, con el poema de Parménides, funda la Ontología y retornan en el Timeo de Platón: la teoría reserva al logos un ente purificado de todo lo inconstante e incierto y deja a la doxa el ámbito de lo perecedero. Ahora bien, si el filósofo se dedica a contemplar el orden de lo imperecedero, no puede evitar imitar en sí mismo el orden que el cosmos exihibe. El filósofo hace exhibición en sí mismo de la mesura y proporciones que contempla tanto en los movimientos de la naturaleza, como en el discurrir armónico de la música. El filósofo se forma por mímesis. La teoría penetra; pues, en la práctica de la vida por la vía de la asimilación del alma al movimiento ordenado del cosmos, la teoría da forma a la vida, se refleja en su ethos, esto es, en su modo de vivir.

Este concepto de teoría y de una vida en la teoría determinó a la filosofía desde sus orígenes. A la oposición entre teoría en el sentido que acabo de describir y teoría en el sentido de crítica, dedicó Max Horkheimer un importante artículo. Vuelvo a retomar esta cuestión casi una generación después. Para ello voy a partir de una obra de Husserl que apareció casi al mismo tiempo. En esa obra Husserl se deja guiar precisamente por el concepto de teoría al que Horkheimer oponía un concepto crítico de teoría. Husserl no habla de crisis en las ciencias, sino de las crisis de éstas como ciencias, pues "estas ciencias parece que no tuvieran nada que decirnos en nuestra situación de penuria". Sin reparar en ello, como casi todos los filósofos que le precedieron, Husserl toma por criterio de su crítica una idea de conocimiento que conserva todavía  aquella conexión platónica entre toería pura y práctica de la vida. No es el contenido informativo de las teorías, sino la formación de un modo de conducirse reflexivo e ilustrado entre los teóricos mismos lo que acaba dando lugar a una cultura científica, lo que acaba produciéndola. El avance de la cultura europea parecía tener por meta precisamente la formación de tal cultura científica. Y es esta tendencia histórica la que lleva a Husserl ve, sin embargo, en peligro tras 1933. Está convencido de que el peligro no amenaza propiamente desde fuera, sino desde dentro. Hace derivar la crisis de que las disciplinas más avanzadas, sobre todo la Física, han venido a parar bien lejos de aquello que en verdad merece llamarse teoría.

J. Habermas. Conocimiento e Interés

II. Cuestiones

  1. ¿Cómo se producía, según el texto, la relación entre teoría y vida que fue determinante en los orígenes de la filosofía?
  2. ¿Cuál es la base de una "cultura científica" según Husserl, y por qué entró en crisis?

II. Redacción

El problema de las relaciones teoría-práctica, según Habermas.

Última modificación de esta página: 3 de junio de 2003